El placer de orar
Como creyentes, nos deleitamos en acudir a Dios en oración con nuestra alabanza, confesión, acción de gracias y súplica. Las Escrituras nos dicen que en la oración Dios nos escucha cuando sometemos nuestra voluntad a Él (1 Juan 5:14), y que debemos buscar su sabiduría en su Palabra (Santiago 1:5). Al deleitarnos en esto, también experimentamos el propio deleite de Dios al responder a nuestras peticiones y recibir nuestra alabanza. Así, cuando nos presentamos ante Dios en oración, tenemos el gozo de un acceso sin obstáculos a Él y el privilegio de experimentar su cuidado al suplir todas nuestras necesidades.
La verdad de la bondad de Dios al cuidar de sus hijos debería animarnos a acercarnos cada vez más a Él a través de la oración. El puritano Stephen Charnock, al considerar cómo la naturaleza bondadosa de Dios afecta a la forma en que nos acercamos a Él en la oración, escribió,
«La grandeza de Dios, unida a su bondad, tiene más razones para alentar nuestro acercamiento a Él que alentar el huir de Él, porque su grandeza nunca va sin acompañamiento de su bondad. . . . Cómo puede su bondad en el gran don de su Hijo animarnos a acudir a Él, puesto que lo ha puesto como [intermediario] entre Él y nosotros, y lo ha nombrado abogado para presentar nuestras peticiones por nosotros, y presentarlas en el trono de la gracia, y nunca se va hasta que la bondad divina suscribe un fiat a nuestras peticiones creyentes y justas.»
Puesto que Dios es grande, tiene el poder de ayudarnos; puesto que es bueno, desea hacerlo. Él se preocupa amorosamente por nosotros, por nuestras necesidades y por nuestra madurez en Cristo. Como oró David: » Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.» (Salmo 34:15). Dios escucha a sus hijos cuando claman a Él, y, como hijos suyos, podemos acercarnos a nuestro Padre celestial «confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (Heb. 4:16). De hecho, nuestro compromiso con la oración es el desbordamiento de nuestra dependencia y confianza en la bondad de Dios, al confiar diariamente en Él de todo corazón.
Como iglesia, nos esforzamos por ser un pueblo dedicado a este tipo de oración confiada. Con este fin, nos reuniremos todos los domingos por la mañana durante el mes de julio para orar específicamente por nuestra iglesia y sus ministerios, a partir del próximo domingo, 2 de julio. ¡Únase a nosotros mientras nos deleitamos en la bondad de Dios y su amor eterno!